Dentro de la filosofía Wiccan el tema del balance es primordial. Un Wiccan ve a todo el universo como un sistema completo, un sistema que tiene un balance, un equilibrio. Este equilibrio lo engloba todo. De esta forma, el universo en si es un complejo conjunto de fuerzas, energías y formas que interactúan llegando a este balance esencial.
Cualquier desviación del balance tiene sus consecuencias, y con el transcurso del tiempo, la mayoría de los Wiccans incorporan esta idea básica de equilibrio de fuerzas en todos los aspectos de su vida: el dar y recibir, la relación con la naturaleza, las reacciones en general, las relaciones humanas... todo se ve como un gran “equilibrio”.
Las fuerzas que intervienen en este equilibrio, en última instancia, son representadas por la dualidad última: lo masculino y lo femenino. Es común para un Wiccan explicar la mayoría de las cosas como dualidades que pueden ser expresadas como energías masculinas y femeninas. En esto, la filosofía Wiccan es similar a la filosofía oriental del Yin y el Yang. Masculino y femenino son básicos, necesarios y complementarios. No se puede definir el uno sin el otro. Sin luz no hay sombra, sin sombra no hay luz. El bien y el mal, lo positivo y lo negativo, son entonces vistos dentro de este marco. La oscuridad no es esencialmente mala, sino que es un estado tan válido como la luz, y tan necesario como ésta.
El exceso de luz es tan malo como el de oscuridad, sólo en el balance, en el equilibrio, se llega a la verdadera felicidad. Cada vez que un Wiccan se enfrenta a una situación, la ve de inmediato como un
conjunto de energías buscando un balance.
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