miércoles, 15 de mayo de 2013

Relación con lo divino


Todas las religiones son estructuras basadas en la reverencia a lo Divino, y la Wicca no es una excepción, pues reconoce la existencia de una fuerza divina suprema, inestimable, absoluta, de donde surgió todo el universo

El concepto de tal fuerza, casi fue perdido en la Wicca debido a las dificultades que tenemos en relacionarnos con ella. Entretanto, los Wiccanos accedemos a esta fuerza por medio de las deidades. Conforme los principios de la naturaleza, la fuerza suprema fue personificada en dos seres básicos: La Diosa y el Dios.

Toda deidad mostrada en este planeta existe como arquetipo del Dios y de la Diosa.

Los complejos panteones de deidades surgidos en muchas partes del mundo son simplemente aspectos de esos dos. Toda diosa reside en el concepto de la Diosa. Todo dios, en el del Dios. La Wicca reverencia estas dos deidades por sus eslabones con la naturaleza. Una vez que la mayor parte (pero ciertamente no toda) de la naturaleza está dividida en género, las deidades que la simbolizan fueron concebidas de modo similar.
 
En el pasado, cuando la Diosa y el Dios eran tan reales como la Luna y el Sol, los ritos de culto y adoración eran desestructurados una unión espontanea y placentera con lo Divino.

Posteriormente, los rituales pasaron a seguir el curso del Sol a través del año astronómico (de ahí las estaciones) así como el crecer y el menguar mensual de la Luna. Actualmente, ritos similares son observados en la Wicca, y su ejecución regular de hecho crea una intimidad mágica con esas deidades y con las fuerzas tras de ella.

Felizmente, no precisamos aguardar por la época de los rituales para acordarnos de la presencia de los Dioses. La visión de una flor perfecta en un campo árido puede suscitar sentimientos tan fuertes como los originados por los mas poderoso de los ritos formales. Vivir en contacto con la naturaleza torna cada momento un ritual

Al visualizar a la Diosa y al Dios, muchos de los Wiccanos los ven como conocidas deidades de religiones antiguas. Diana, Pan, Ísis, Hermes, Hina, Tammuz, Hécate, Ishtar, Cerridwen, Thoth, Tara, Aradia, Ártemis, Pele, Apolo, Kanaloa, Bridget, Hélios, Bran, Lugh, Hera, Cibele, Iranna, Maui, Ea, Atena, Lono, Marduk - la lista es literalmente interminable.

Muchas de esas deidades, con su historia, ritos y mitos correspondientes, suministran el concepto de deidades a los Wiccanos. Algunos se sienten cómodos al asociar esos nombres y formas a la Diosa y al Dios, sintiendo que posiblemente no serian capaces de reverenciar seres divinos desprovistos de nombre, otros creen que la falta de nombres e indumentarias representa una confortable ausencia de limitaciones.

La Diosa y el Dios son iguales; ninguno de ellos es mas alto o mas reverenciable. A pesar de algunos Wiccanos centralizaron sus rituales en la Diosa en completo detrimento del Dios, esto es apenas una reacción a los siglos bajo sofocante religión patriarcal y la negligencia al aspecto femenino de lo Divino. La religión basada apenas en la energía femenina, entretanto, es tan desequilibrada y desnatural como otra totalmente volcada a lo masculino. Un equilibrio perfecto entre ambas es lo ideal. La Diosa y el Dios son iguales, y complementarios.

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